Interior del bosque de Awa

Había vuelto para pasear por aquel bosque. Era mucho más bonito que el que tenía junto a mi hogar, pero me resultaba menos familiar o acogedor. La cuestión era que tras mucho caminar había acabado perdiéndome por él.

Escuchó el ruido de los cascos de un caballo. Era un sonido inconfundible. Estaba claro que un feérico no podría ser, pues estos no iban a caballo. Se volvió hacia el lugar de donde procedía aquel sonido mientras echaba mano a la espada que debía tener colgada en el cinto. Cuando se quiso dar cuenta, sus dedos tan solo pudieron agarrar aire. Había dejado su espada enganchada a la silla de su caballo. Buscó otra cosa, su daga. La llevaba siempre escondida. Esperó a que quien quisiera que fuese, se acercase un poco más

El ver a alguien desconocido aferrando una espada le llenaba de desconfianza. Aun así, el ver que la muchacha relajaba su cuerpo, la hizo relajarse a ella. Le dió un poco más de seguridad, pero aun así no debía bajar la guardia del todo. El encontronazo días antes con los shiz le había puesto algo nerviosa
-Hola... -saludó con cierto recelo.

Guardé la daga. Parecía que aquella chica se hallaba en una situación similiar a la mía.
-Me llamo Alanna -me presenté mientras volví a mirar a mi alrededor, no reconocía el lugar donde me encontraba.

Me sobresalté al escuchar otra voz tras la primera chica con la que había tenido aquel encontronazo.
-Hola... -le saludé algo desconcertada, pues parecían conocerse- yo... estaba buscando algo y... creo que me perdí... -dije con franqueza aunque sin saber muy bien por qué.

-Un árbol milenario, ya había estado otra vez allí, pero me he debido de despistar y he acabado dando vueltas completamente desorientada -me percaté de esa expresión de dolor en su rostro- ¿estás... estás bien? ¿te sucede algo?

-Lo sé, lo sé... pero salí corriendo detrás de mi caballo y después de estar tanto tiempo caminando... -suspiré negando con la cabeza, seguramente estaba más cerca de lo que pensaba.
Miré a ambas con curiosidad
-¿Os conocíais ya de antes?

-Sí, tal vez sea el lugar, que les hace actuar como les apetezca -dije riendo por lo bajo.
Observé a la chica que permanecía callada.
-¿De donde sois?

-¿Una maga? -pregunté con curiosidad, aunque era obvio, pues me acababa de decir que estaba en la torre- espero que Daena te este tratando bien -dije con una media sonrisa al recordar que conocía a la archimaga, por alguna de las veces que se había reunido con mi padre para tratar determinados asuntos.
Alcé la vista hacia el cielo
-Debo marcharme, tengo que buscar mi caballo... espero veros en otra ocasión -salí corriendo de allí para poder encontrar mi caballo antes de que se hiciera demasiado tarde.