Llego al río Mailin lentamente, dejándo a mi caballo atado junto al río y me tumbé en la hierba, quitándome lentamente la ropa para darme un chapuzón en el río.
Cuando quedé totalmente desnuda, me metí en el río y nadé hasta la parte honda, mojandome la cabeza y disfrutando del río fresco y de su agua dulce y sanadora.