Junto al gran río Adir se extiende un gran jardín repleto de plantas silvestres, criaturas salvajes y caballeros exiliados que decidieron pasar aquí lo poco que queda de sus vidas. El jardín está siempre regado por el agua del río y las plantas que crecen ahí son las más bellas de todo Idhún (Pasando por alto las de Awa). Mucha gente va ahí las noches de luna llena para ver como la flor gigante se abre y desprende su mágico aroma embriagador.